El arañazo que despierta y obliga a rascar. En lo profundo de las ganas de querer hacer y decidirlo. La perseverancia, la inquietud y el trabajo. Una opción A que no podía ser B.
La jornada de esta XIX Semana Negra ha estado llena de "lo voy a hacer". Lo mejor de todo, que lo hicieron.
Desde el campanario o bajo el tren
Claudia Piñeiro está en Semana Negra como ganadora del Premio SN-BAN, que hace posible el intercambio entre festivales: Semana Negra y Buenos Aires Negro. En este domingo fresco y algo encapotado, es la primera en encontrarse con la prensa en la sala del hotel Don Manuel, donde hace un repaso a su carrera y presenta a los medios Una suerte pequeña. Piñeiro sitúa el pistoletazo de salida de su carrera con la obtención del Premio Clarín gracias a Las viudas de los jueves, en 2005.
Aunque antes había recibido un premio a la mejor nota periodística de revistas femeninas, "Serafín, el escritor y la bruja” fue seleccionado en el concurso que convoca Edebé y Tuya fue finalista del Premio Planeta, novela policial editada por Colihue dos años después, lo cierto es que el punto candente lo puso su trabajo como auditora en la consultoría Arthur Andersen, donde encontró el anuncio de convocatoria del Premio La Sonrisa Vertical. En un diario económico. Ejemplo claro de la caUsalidad que todo lo rodea, hasta que termina por abrazarlo. A la autora argentina le llevó a ser finalista de este Premio de Tusquets y, así, decidirse a seguir escribiendo. Adiós consultoría y a crear.
La rotura de un país, que propicia que la rutina cómoda desaparezca, hace que surjan los lados más oscuros de los de un lado y otro del portón de las viudas de Piñeiro. Y eso cautivó al jurado de Clarín. No por casualidad, José Saramago dijo de esta novela que es “un análisis implacable de un microcosmos social en acelerado proceso de decadencia”.
A pesar que, en nuestro país, su trabajo más comentado haya sido Betibú, lo cierto es que la producción de Claudia no ha parado y, desde ya, pueden leer Tua, Un comunista en calzoncillos y Una suerte pequeña, editadas bajo el sello Alfaguara España.
La autora estará en Gijón durante la semana que hoy empieza. Un plan perfecto es acercarse al recinto de Semana Negra. Pregunten por los acontecimientos, considerados extraños en la ciudad de Buenos Aires y que ella siente como "normales", ocurridos durante su infancia en Burzaco; Además de ser interesantes, desvelará el sentido del título de este texto. Mezclen la inquietud con su acento y dejen que les cuente cosas. Lo hace muy bien.
Que sean fuego las estrellas
Va un intento de ubicarles en la época y circunstancias de las que ha hablado Paco Taibo II en la última rueda de prensa del día de hoy. Respiremos entre 1917 y 1923. Movimiento anarcosindicalista de Cataluña. Hechos reales. La reivindicación de la justicia y la libertad. Obreros y capitalistas. Y la locura de creer que anhelar estos derechos sea indebido. ¿Pueden verlo? Un trabajo de investigación que ha ocupado, durante treinta años, el garaje del escritor astur-mexicano. Pilas de notas, cuadernos sin espacio disponible, recortes de periódico, algunos microfilmes y libros de referencia. En cajas y apilados y esperando. Hasta que el autor decide insuflar vida, rescatar y poner orden en lo que él mismo define como una “historia narrativa”. Porque sintió curiosidad por recordar qué había experimentado entonces y mientras investigada. Qué había sido de la Barcelona que durante un tiempo diseccionó y si había sitio para un (re)descubrimiento. Ocho meses de trabajo y el resultado en las más de 550 páginas que ha editado Crítica son el resúmen de tres décadas de indagación.
Y ahora, ¿qué nombre le ponemos? Esa pregunta se la planteó el propio autor hasta que el Macbeth de Shakespeare le prestó su Que sean fuego las estrellas. Y qué mejor entradilla que esta. Yo también sé reutilizar.
Y el acceso. A partir de aquí. A la retina.
Esto es la Semana Negra. Y sigue.