15.6.10

Un sombrero negro: Yampi

Decía mi abuela Sarita que le gustaba verme así, vestido con mi sombrero negro, y despedirme desde su balcón de la calle San Marcos mientras yo cogía el taxi que me llevaba a Chamartín a las 6:30 de la mañana; ese adiós suave de su mano era para mí el inicio de la aventura semanera. En Chamartín, reunidos, esperan viejos amigos, compañeros y nuevos amigos, y espera un segundo café que es como la chispa de la vida, y esperan unas vías, un reloj, una maleta, una idea, un borrón en una libreta... y todos esperan la salida de un tren... el tren negro.

Enseguida te das cuenta de que la cosa no es normal, ni habitual, ni mucho menos rutinaria. La cosa tiene su guasa y está apoyada en la novela negra, pero el género en sí ha conseguido ampliarse en un abanico que abarca todo lo que uno quiera incluir y más cosas que a uno no se le hubieran ocurrido nunca.

El género negro es sincero, no tiene por qué venderte ilusiones ni luces de colores, ni paraísos prometidos, ni verdades divinas. El género negro es real como la vida misma y te miente, te arrastra, te emociona, te divierte, te asusta, te besa o te da un revés... como la vida misma.

Y hay que atravesar media España, el gris asfalto da pie al amarillo, el amarillo a la roca y la roca al árbol. Mientras tanto se van cruzando comentarios, cuentos, charlas, debates y empiezan a verse relucir las afiladas puntas de las plumas, de los bolis, de los teclados portátiles y de los móviles.

Aquí se puede leer, se puede escribir, se puede hablar, se puede reír, se puede cantar y se puede fumar.

Y hay otra estación pero esta vez con orquesta y con protesta (como la vida misma).

Después, abrazada por la ciudad de Gijón y todos sus aledaños que incluyen el mundo entero y su mar, nace la Semana Negra, será arropada y mimada durante 9 días y después hibernará durante un año mas o menos; pero antes de irse dará voz a los sin voz y lugar a cualquiera que busque un lugar. Habrá libros, conciertos, charlas comprometidas, fotografías, cómic, poesía, magia, carreras y múltiples actividades que se pueden encontrar en el programa que la organización ofrece.

Surgirán miles de nuevas ideas y proyectos, se harán nuevos amigos, se hablará hasta partir la garganta, se caminará, se disfrutará y también en según que momentos se sufrirá y llorará, por que así es la vida misma cuando la percibes sin tapujos, con datos, con fotos, con canciones, poemas, artículos o novelas. No está de más que uno deje que el mensaje llegue, que medites, que cuestiones, que compartas, que disfrutes.

Existe a mi parecer una leyenda negra sobre la Semana Negra y es que quien viene una vez, ya no puede dejar de querer volver.

Así, y si los astros lo permiten, volveré a pasear por este recinto minado de vida y gentes, otro año mas aprenderé muchísimas cosas e intentaré aportar mi más cuidado granito, porque aquí lo que vale es la calidad y no la cantidad; y como siempre, intentaré seguir los consejos de Sarita: ¡tú limpito, bien vestidito, y con tu sombrero negro!

A Quemarropa Salió (letra y música de Yampi)

Salió buen vino
de aquella cepa enana,
aunque algunos vaticinaran
que era una flor del mal.

La cepa se hizo parra
y la parra se hizo libro,
el libro se hizo guitarra
y la guitarra se hizo voz,
la voz los mares cruzó.

La vida es una novela
vivida en una semana,
a quemarropa salió,
a quemarropa volvió.

Mi primera vocación
fue ser fumador de Ducados,
tocaba y cantaba en la calle
cancionero triste.

La vida limpió mi razón,
la lluvia me maduró humilde,
la gente que lleva mi corazón
sueña en un mundo muy libre.

La vida es una novela
vivida en una semana,
a quemarropa salió,
a quemarropa volvió.