Quema. Madrid amenaza con arder. A lo bonzo. Y ese reflejo de aspecto mojado del calor en asfalto que trepa por las piernas. Ya están aquí los que faltaban. Los que no se fueron, en el punto de encuentro común. La noche. Que llega. Despacio. Y el grupo contraído se confunde con otros grupos. Se mexlan, los acentos y países. Han venido a celebrar.
Un misterio que no es pero el pellizco del (re)encuentro. El abrazo como pistoletazo de salida cuando la carrera aún no ha comenzado.
Y ella. Haciendo posible el cambio de una fecha de nacimiento. Cumpleaños de nueve días. Veintiocho años.
Que se llame foto de familia no es casualidad, ni siquiera costumbre. Es familia. Los disparos saltan, los brazos se tensan. La eternidad que se renueva anualmente en una imagen.
El escenario es Chamartín, en Madrid. Los protagonistas son muchos pero serán más. La horda, recién convertida en saga, baja las escaleras mientras arrastran los equipajes. Y suben al convoy. El Tren Negro. Así la gesta, año tras año, de lo andrógino. EL festival con nombre femenino. LA semana expuesta por un artículo que dice que es mujer. Una a la que todo el mundo quire. A la que echa de menos. Es donde todos quieren estar.
Tengo pruebas de la querencia, el anhelo y el recuerdo; el autor norteamericano William C. Gordon, desde su residencia en California, firma una carta que a continuación pueden leer.
Bienvenido/Welcome/Benvida/Bienvenu a la XXVIII edición de Semana Negra de Gijón. Únanse al movimiento. El tren acaba de arrancar.
Es a bordo la primera rueda de prensa. Apenas a una hora y media del trayecto que une Madrid y Gijón, aparece la ciudad colombiana de Medellín. Gustavo Forero, autor y director del Festival Internacional Medellín Negro, habla con Ángel de la Calle, director de Semana Negra de Gijón.
Pronuncien en alto: DESAPARICIÓN. Da miedo, ¿verdad?. Treinta y cinco personas desaparecen en Colombia. DIARIAMENTE. Eso dicen las estadísticas oficiales. Sumemos, pues, un diez por ciento de ¿error?. Eso sí que asusta. Más que la palabra. Mucho más que escucharlo. En alto.
Forero, en su novela “Desaparición”, trata de dar voz, e interponer denuncia metafórica, a uno de los temas tan censurados y acallados por la prensa. Como los secuestros. Igual que la venta de niños. Las violaciones.
El eje de giro lo sostiene el hecho histórico ocurrido en 1985, cuando un comando del M-19 ocupó por armas el Palacio de Justicia de Colombia. Los primeros desaparecidos. Once. Contabilizados y reconocidos. El detonante que precipita la chispa para arrancar la ficción creada por Forero y protagonizada por un transexual. Otro tema silenciado y poco aireado en Colombia. La eterna pelea, dice Gustavo, del que es diferente y sabe que el sistema le repele. Y es que en Colombia, a día de hoy, la diferencia entre géneros está muy establecida, tratándose de una sociedad machista y donde ser homosexual, por ejemplo, es muy peligroso.
Él ha querido denunciar esta falta de libertad de expresión. Y lo ha escrito. Más: lo ha sentido, hasta el punto de que a medida que la novela crecía en difusión e impacto, así lo hacía el estado de presión social sobre él, hasta el punto de sentirse amenazado.
Así, además de halar en alto de lo que no les gusta oir allá, creó hace ya seis años el Festival Internacional Medellín Negro que, sobre todo, plantea los límites de las democracias cotemporáneas. Con esta realidad, Forero cede su espacio a Gioconda Belli, que sonrisa en cara, anuncia su recital de poesía junto a Luis García Montero (Carpa del encuentro a las 00:30 de hoy. Programa accesible en www.semananegra.org).
Esta poetisa, novelista y revolucionaria nicaragüense habla de la importancia de seguir luchando por la permanencia de las plumas femeninas en el escaparate literario. Está inmersa en una novela en la que el crimen forma parte importante de la trama y, a pesar que no se identifica en demasía con el género negro, dice estar ansiosa por escuchar y aprender de sus colegas, sobre todo busca un motivo que le haga entender el por qué de la maldad humana. El germen de lo oscuro. Resolver la incógnita que le haga saber qué activa el mecanismo del crimen. No adelantó demasiado respecto a su nueva novela, pero el hecho de declarar ante la prensa y asistentes que se trata de un crimen ocurrido en Francia en el año 1847 y que puso en serio peligro el trono de Luis Felipe de Orleans, ya enciende la llama de, mínimo, la curiosidad. Sigue la pista del supuesto asesino, que huyó a Nicaragua tras ser dado por muerto. Y hay más: este prófugo forma parte de los ancestros de su familia. Promete, no?
Y otra vez bienvenidos. Sí. Porque ellas. A bordo y haciendo ruido, escritoras latinoamericanas.
Gabriela Cabezón Cámara, Mercedes Rosende, Tatiana Goransky, María Inés Krimer y Hortensia Campanella. Adelantan las variadas actividades en las que estarán presentes y marcan la importancia de dar espacio al análisis de la violencia de género y cómo afecta a sus obras.
Ahora sí: bajan del tren, fotógrafos disparan su luz, los esperan. Mucha gente. La banda de música, los manifestantes, seguidores. Sueltan maletas en hotel y todos al Ayuntamiento, donde las autoridades, un equipo renovado y juvenil, los acoge como siempre lo ha hecho durante los veintisiete años anteriores. Pero aún queda distancia por recorrer y que empiece la fiesta semanera. En comitiva, llegan al recinto ferial ubicado en el antiguo astillero Naval de Gijón. Corte de cinta, más música. Los más de ochenta autores llegados en el tren se (re)conocen, se mezclan con los puestos de bocadillos de calamares, las cervezas y las atracciones. Y hasta aquí puedo leer.
Vayan a las carpas, hablen con los autores que admiran, compartan mesa con ellos. Y disfruten. Disfruten mucho de este evento multidisciplinar.
Bienvenido/Welcome/Benvida/Bienvenu: esto es Semana Negra ¡y sigue!