18.7.15

Dos almas

(Texto y fotos: Laura Muñoz)


Las grandes almas siempre se han encontrado con una oposición violenta de las mentes mediocres
Albert Einstein


No lo sé. Si tengo una, dos. Más. Pero se acumulan. Comparto. Y disfruto. Porque traspasar con un disparo, a las almas. Se ha convertido en ley.

(Respuestas al revés. Después de los disparos)

Mi despedida no fue. Porque siempre estoy corriendo. Pero la felicidad de escuchar un nombre. El apellido. Y sentir la querencia. El orgullo de alguien que lo hace bien. Muy. Y el reconocimiento en forma de Premio Semana Negra. De los mejores. Los de verdad.



PREMIO RODOLFO WALSH
En Gijón, siendo el día 16 de julio de 2015, habiéndose reunido el jurado para el otorgamiento del Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro que ha convocado la XXVIII Semana Negra y que integran D. Alejandro M. Gallo, D. José Luis Argüelles y D. José Manuel Estébanez Izquierdo, valorando las obras finalistas acuerdan, por mayoría, otorgar el Premio Rodolfo Walsh a la mejor obra de no ficción de género negro a la obra ‘ESCRITO EN NEGRO’, DE MARTIN OLMOS, publicado por la editorial Pepitas de Calabaza, habiéndose emitido un voto particular a favor de la obra ‘CHICAS MUERTAS’, de Selva Almada.
Del presente fallo se dará cuenta al autor premiado. Y para que conste, firman la presente los miembros del jurado en la ciudad y fecha indicadas en el encabezamiento.

PREMIO CELSIUS
En Gijón, a 16 de julio de 2015, reunido el jurado del premio Celsius a la mejor novela de ciencia ficción y fantasía que otorga la Semana Negra de Gijón, compuesto por Jesús Palacios, Rodolfo Martínez y Carmen Moreno, acuerda conceder el Premio Celsius, conforme a las bases de la convocatoria, a ‘EL IMPERIO DE YEGOROV’ (Anagrama), de MANUEL MOYANO, por su ingenio e imaginación al elaborar una sátira tan inteligente como relevante de la sociedad del siglo XXI, mezclando géneros y formatos con brillantez tanto formal como argumental.
Para que así conste, ratifican este acta en Gijón a 17 de julio

PREMIO DASHIEL HAMMETT
Reunidos en la ciudad de Gijón con motivo de la Semana Negra, a las 17 horas del 16 de julio de 2015, el jurado del Premio Hammett 2015, formado por Juan Bolea, Fernando Marías, Carlos Salem y Paco Camarasa, deciden por unanimidad conceder el premio a la mejor novela negra publicada en español en 2014 a ‘YO FUI JOHNNY THUNDERS’ de CARLOS ZANÓN.

PREMIO MEMORIAL SILVERIO CAÑADA
Reunido el jurado del Memorial Silverio Cañada 2015, compuesto por Miguel Barrero, Marcelo Luján y Ramón Pernas, ha decidido por unanimidad conceder el Memorial Silverio Cañada 2015 al libro ‘TE QUIERO PORQUE ME DAS DE COMER’, de DAVID LLORENTE, del que se valora su originalidad y voluntad de aportar nuevos paradigmas expresivos al género negro, así como la vocación de reflejar a través de una estructura compleja y polifónica un tiempo y un lugar concretos.
El jurado quiere destacar la alta calidad de los finalistas y el hecho de que procedieran en igual proporción de España y Latinoamérica.

PREMIO ESPARTACO
Reunido en Gijón a 16 de julio de 2015 el jurado del Premio Espartaco de novela histórica, compuesto por Rafael González, Milo J. Krmpotic y David López, ha decidido por unanimidad conceder dicho galardón a la novela ‘EL REINO DE LOS HOMBRES SIN AMOR’ del autor ALFONSO MATEO-SAGASTA, y para que así conste firman al pie.

PREMIO XXVIII CONCURSO INTERNACIONAL DE RELATOS POLICIACOS
Reunidos Beatriz Rato, Rodolfo Santullo y Lorenzo Rodríguez como jurado del concurso de relatos policíacos Semana Negra 2015 han decidido por unanimidad conceder el premio al relato titulado ‘CULATERO’. En Gijón, a 16 de julio de 2015.

I CERTAMEN DE RELATOS CORTOS DE CIENCIA FICCIÓN
Reunido el jurado del primer certamen de relatos cortos de ciencia ficción de la Semana Negra de Gijón y el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Puebla, compuesto por Elia Barceló, Alejandro Caveda y Fritz Glockner, decide por unanimidad fallar a favor del relato ‘INTERCAMBIO EPISTOLAR’, de FRANCO MOLINARI, quedando como finalistas los relatos ‘Los soñadores’, de Marcos López Concepción, y ‘Los malabaristas son prácticamente personas’, de Alberto Arias.

PREMIO SN-BAN!
Entre los autores españoles que han participado en la XXVIII Semana Negra, el escritor premiado recibirá una invitación para el festival Buenos Aires Negro (BAN!) del año que viene -2016-, que celebra en la capital argentina durante el mes de agosto y, del mismo modo, un autor argentino participante en la edición de este año del BAN será invitado a la próxima edición de la Semana Negra de Gijón.

El autor ganador del tercer premio SN-BAN! ha sido ALEXIS RAVELO.

Gijón, 17 de julio de 2015


Mi alma en Gijón. Allí se quedó. Si es que tengo. Y sigue trabajando.

Y me pierdo cosas. Ya se. Pero las adelanto y pienso y las imagino.
Dos almas: presente y futuro. Sé que Subsuelo estuvo en rueda de prensa hoy. Un pasado que ya leí. Si no se cuenta, explota:

Doble salto mortal mientras las hormigas campan a su suerte. Caminan y se reproducen y roban los engendros de otros hormigueros. Parecen caminar al ritmo del latido de las consecuencias de un accidente. Cualquiera. Se comunican bombeando feromonas bajo el suelo que pisan los mellizos. Sus padres. Los amigos de sus padres. Ajenos al veneno que fermenta una noche.
Pero el aire absorbe. A veces. Y entiende de reacciones químicas. Sexuales. Adolescentes. Los pantalones cortos del verano. Las marcas del bañador. La pierna que roza otra pierna. Masculino y femenino y la falta de género cuando llega la desgracia. 
Porque un instante lo puede todo. Para bien y para mal.
Los violines dando la bienvenida a la calamidad. El instinto animal y los animales, presentes. Arañan y aprietan y, sobre todo, alertan. 

En esta suerte de tragedia, Marcelo Luján atrae al lector haciendo uso de una curiosidad que mata más que al gato. Un entreno obligado para lo que ofrece a través de los episodios que componen Subsuelo. Un manual de instrucciones que prepara para lo peor. Cuando aún está por pasar. Y se sabe. Se espera. Hasta se teme al doblar las páginas. Subsuelo eriza, asusta, escupe cosas que son registradas con cierto pudor pero que, se intuye, serán útiles. 

El teatrillo con un escenario simple y donde el telón no existe. Prima la austeridad y no hace falta atrezzo. Todo a la vista. Sin más backstage que la estrategia de la estructura. Una narrativa con elemento clave: la verosimilitud. 

Es así. Una piscina. Dos veranos. Los mellizos que apenas necesitan tener nombre para ser reconocidos. LA MADRE. Que no puede todo pero intenta. Capas de mentira que ahogan más que la fiebre y el fuego del acontecimiento. El chantaje que es la soga que se cierne. Despacio. Suave. 

Un análisis del ADN de la maldad. En toda regla. Y sin ceñirse a ninguna.


También conozco cosas del futuro. Cruz Morcillo hablará de "El crimen de Asunta". Y pregunté:





P.: Por desgracia o costumbre, hemos perdido cierta sensibilidad a impresionarnos con la sangre o la aparición de un cadáver en un escenario que nos puede resultar cotidiano e, incluso, familiar y cercano. Marca más el modo en que el cuerpo de Asunta fue encontrado, presuntamente con cuidado y estratégicamente, y el hecho de que la encontraran descalza que el hecho en sí: el asesinato de una niña de 12 años.
¿Qué pellizco sentiste durante los tres meses de investigación para decidir escribir este libro? ¿Fue el caso en sí, el misterio familiar o quisiste curar(te) del dolor causado por un muerte pre-adolescente?

R: Hago una explícita declaración de principios al inicio del libro: “Ser reportero de sucesos no te inmuniza ante el dolor; más bien al contrario”. Y sigo explicando que la mochila personal se va cargando de infiernos ajenos. El asesinato de Asunta fue uno de esos infiernos que se trasladan a tu vida y arrasan con todo. Estaba en plena transición laboral (binomio prensa escrita-televisión)  y, por tanto, en estado de máxima tensión. Hay varios momentos que influyeron en la decisión de escribir el libro. La primera vez que vi la fotografía del cadáver de la niña, tan absolutamente desvalida, me resultó durísima pese a tantos casos ya y tanto dolor de los otros. Pero hubo un momento clave: mi marido y yo vimos y escuchamos juntos y en silencio las declaraciones de Alfonso Basterra y Rosario Porto ante el juez. El efecto fue demoledor. Tuvimos claro que no era un caso más. Asunta era especial. Me cautivó y me cautiva recordarla. No merecía morir así. El libro es mi pequeño homenaje a su memoria.  

  
P.: Ahora, sabiendo el impulso que te removió por dentro, empecemos por el principio: uno que va mas allá, en tu libro, de lo ofrecido en la televisión. Haces un perfil de cada uno de los personajes familiares desde el momento en que Rosario Porto y Alfonso Basterra, los imputados, empiezan su relación. ¿Te parece importante, ya no sólo como información sino para tener en cuenta en la investigación, el rol y comportamiento de cada uno en el núcleo familiar?

R: Me parece imprescindible. El crimen de un familiar y este es el caso extremo, una hija (una niña) tiene una intrahistoria. No hablamos de un sicario a quien le encargan matar o de una pelea callejera, un atraco que sale mal, un ajuste de cuentas... Hablamos del asesinato de una cría. Todos los precedentes, el rol que cumple cada uno, y el que ha cumplido en el pasado, la personalidad, el tipo de relación que mantenían, quién se ocupaba de cada tarea... son elementos clave, de ahí que haya intentado retratarlos con exhaustividad aunque no sea suficiente para entender el horror. 


P.: El crimen de Asunta ha hecho que recuerde la lectura de “A sangre fría” de Capote, donde el autor relata un asesinato familiar y donde, como tú, se involucra hasta el punto de hablar con los asesinos, condenados a muerte. 
¿Qué tipo de conversaciones has conseguido mantener con Porto y/o Basterra? ¿Te han aportado información respecto a su personalidad que hubiera sido imposible detectar de lejos?

R: No he hablado con ellos. Ni siquiera lo he intentado. La única vía habría sido una carta y no me pareció adecuado. Sí he tenido acceso a personas que les conocían bien y sobre todo -y esta es la clave para mí- a sus comunicaciones. Somos lo que escribimos. 


P.: Tengamos en cuenta el perfil psicológico y de conducta de Rosario Porto. Con la latente incapacidad por mantener un orden en la vida cotidiana, hasta el punto de no recordar fechas de renovación del DNI o calendario de vacunación de su hija. De sentirse continuamente superada por la vida que tiene. De hecho, es considerada marioneta de Basterra. ¿Cómo es posible que una mente tan, aparentemente, débil no haya tenido fisuras durante la instrucción que la hayan empujado a acusar a su ex marido? Aunque sólo fuera por liberarse de la presión a la que está sometida.

R: Es cierto que Rosario Porto parece estar en manos de su exmarido. Me impactó mucho el momento en que ella declara al juez “Era Alfonso o la muerte” explicando la depresión por la que atravesaba, lo débil que se sentía tras pasar una semana en el hospital y la necesidad que tenía de que él cuidara de ella y de la niña a condición de que dejase la relación que mantenía con otra persona (una mujer divorciada y sin ataduras legales). Es un perfil muy dependiente y condicionado. ¿Por qué calla? Tal vez la razón esté en otra frase suya cuando reconoce que él la amenaza con revelar todos sus “secretos”. Desconocemos cuáles son, pero quizá para ella tienen más peso que todo lo demás.

 
P.: Me resulta más que truculento el imaginar a unos padres, aprovechando la ausencia de su hija y provocada probablemente por alguna de las muchas actividades extraescolares, sentados frente a frente y tomando café mientras planean el asesinato de su hija adoptiva. ¿Compartes la opinión del juez y el fiscal del caso de que fue algo premeditado y bajo previo acuerdo?

R: Sin duda. Tal vez haya que recordar que no son exactamente opiniones, es decir, creen que fue premeditado por los rastros previos de orfidal que se encontraron en Asunta, en los análisis de su pelo. Toxicología fue contundente y aseguró que había restos desde julio. Hay que sumar los episodios terribles (a mí al menos me arrasan) relatados por las profesoras de música referentes a julio. “Iba como drogada”; relata una de ellas. Eso no es opinión y que ambos supieron de esos episodios (de alguno por lo menos) tampoco, tal y como acreditan los mensajes entre los padres.


P.: Leídos autos, preguntas durante el juicio iniciado el pasado 23 de junio, los whatsapp intercambiados, los correos electrónicos de Basterra a Porto y al revés, queda muy patente que, aparte de la inconsistencia de ambos, este caso se caracteriza por varios errores de investigación: el portátil de Alfonso que no se encuentra hasta un tercer registro a su vivienda, junto a un segundo teléfono movil; el haber imputado durante seis meses a un hombre porque se relacionó su ADN con restos de semen encontrado en la camiseta de la niña. Suena a falta de humildad por parte de la Guardia Civil y para encubrir al departamento de Criminalística. ¿crees que estos fallos encubiertos pueden costar la justicia en este caso?

R: No comparto que sean fallos, al menos la aparición del portátil y el teléfono (este no aportó nada , por cierto). El portátil no estaba en los dos registros anteriores y esto no es una cuestión de fe, de creer a los investigadores. Simplemente no estaba en el lugar en que luego apareció como por ensalmo y es fácil comprobarlo observando las fotografías que constan en el sumario y que han sido difundidas por los medios. Si inicialmente no estaba y dos meses más tarde sí (tras avisar la abogada de Basterra de que este iba a dejar el piso de alquiler) la conclusión es evidente. Por tanto, eso no es un fallo, sino una ocultación de prueba, de la que en teoría alguien tendría que responder (y Basterra estaba en prisión desde dos meses antes). 
La imputación de un tercer hombre es distinta. Había que imputarlo mientras se comprobaba su relación con el caso. Se hicieron dos tipos de indagaciones: por un lado los análisis científicos de laboratorio y por otro las pesquisas policiales propiamente dichas (quién era ese hombre, dónde estaba el día del crimen, qué relación podía tener con alguno de los protagonistas, si había viajado, si sus ingresos habían aumentado, etc.). Se miró con lupa su vida y la de su familia (novia y hermana). El problema es que estas pesquisas muy pronto descartaron cualquier nexo pero el laboratorio nunca dictaminó de modo definitivo: “nos hemos equivocado”. Fue una tesitura compleja. No sé si es falta de humildad de la Guardia Civil, como usted afirma, sí tengo claro que el coste personal para el imputado ha sido muy elevado -el día de su boda, su hermana tuvo que ir a declarar a Santiago- y que la imagen de los laboratorios (al menos esa parte) quedó algo empañada, pese a los magníficos profesionales con que cuenta. Conclusión personal: no creo que ninguno de estos factores afecte a la hora de impartir justicia.   


P.: Y cómo es posible que no se haya considerado, a día de hoy, como tercer imputado a la persona (conocida) que sustrajo, formateó y devolvió el portátil al domicilio de Alfonso?

R: Quizá porque no es aún el momento procesal oportuno. Es un elemento coyuntural, no esencial en el caso, y en cambio podría haber dilatado aún más la instrucción. O tal vez cuando sí sea el momento se decida no actuar. No sería la primera vez. 


P.: Otra cuestión (o miedo irracional) que me asalta tras la lectura del libro, es pensar que podríamos estar hablando del crimen perfecto a no ser por una papelera. Si Rosario, ya en casa y en la madrugada en que cursó la denuncia por desaparición de su hija, acompañada por agentes de la policía, hubiera controlado el impulso de “rescatar” esa prueba, no se hubiera realizado el registro de la vivienda, porque de hecho no se trataba de un registro. ¿Lo crees así?

R: Sí, completamente de acuerdo. No sé si habría sido el crimen perfecto (muy pocos lo son de hecho), pero sí creo que la investigación podría haberse enquistado o haber tomado otro rumbo; desde luego no se habría podido “resolver” con tanta celeridad. En mi opinión, los padres pensaron que nadie los señalaría, de ahí ciertos descuidos.


P.: Y el misterio: ¿en algún momento sabremos el motivo que llevó a unos padres a asesinar a su hija de 12 años?

R: No lo sé. Para juzgar a alguien y condenarlo o absolverlo no hacen falta los motivos, sólo las pruebas y esas, a mi juicio, están. Es evidente que en cualquier crimen, máxime el de una niña y siendo quienes son los presuntos autores, sería en cierto modo tranquilizador o cerraría el círculo saber por qué. A estas alturas solo ellos lo conocen y solo ellos lo pueden contar.




Almas. Pasen y vean.





























































































6.-Dos almas

Las grandes almas siempre se han encontrado con una oposición violenta de las mentes mediocres
Albert Einstein

P.-¿Necesitas tener al lado un personaje dotado de cierta bondad para hacer más verosímil la situación de maldad?

6.-Two souls
Q: Do you need to have on hand a character gifted with good will to make the reality of evil more apparent.

Graziella Moreno: No lo creo necesario, la maldad destaca por sí sola, je, je. 

José Luis Muñoz: El maniqueísmo me revienta, lo rechazo frontalmente. En todo. En literatura, más. Mis personajes pueden ir de ser malos a ser pésimos. La habilidad que tengo es hacerlos humanos, a pesar de lo salvajes que llegan a ser. Hay lectores que ven ternura en mis monstruos. Humanidad. Hacerlos débiles ante algo es importante. Casi todos flojean por una mujer. Amor. Más bien pasión, deseo, posesión. El niño mayor que quiere jugar con su muñeca hecha carne, que es lo que le pasa a Gaspar Noriega/ Gary Loriga en “Te arrastrarás sobre tu vientre”. Esa debilidad, aunque sea genital, lo hace humano. Hay algún  héroe solitario, a contracorriente: Martín de Urtubia, el de “La pérdida del paraíso”, enamorado de la belleza de un paisaje, una indígena y una forma de vida, traicionando a los conquistadores españoles que descubrían el Nuevo Mundo. El etarra de “Tu corazón, Idoia”, más bueno que Idoia porque prefiere el tiro en la nuca al coche bomba. La bondad resbala en el género negro. Quinlan, el obeso policía encarnado por Orson Welles en “Sed de mal”, ése es la quintaesencia de lo negro.  

Carmen Moreno: No porque creo, como te he dicho, en la maldad per se. La bondad no es lo contrario de la maldad, es otra cosa. Creo en ambas sin que tengan que convivir forzosamente en un espacio delimitado.

María Inés Krimer: Los personajes que secundan a  Ripley son más buenos que él, por supuesto. Pero Ripley no sería el psicópata encantador que es si  Patricia Highsmith no fuera una grande del género.

Empar Fernández: Lo necesito porque en la vida, afortunadamente, nos acompañan personas en las que predomina la bondad o que, al menos, no interactúan con fines perversos. Mi propósito es que mis novelas se parezcan a la vida y la vida no siempre es un infierno.

Manuel Barea: En mi caso creo que por mucha maldad que haya dentro de un personaje siempre tendrá algo de bondad o, mejor dicho, legitimidad, dentro de su marco de acción (en una cuestión tan simple quizá como el derecho a defender algo que consideres que debes defender, por lo que sea), y viceversa. Siempre va a haber personajes que en principio parecen buenos por naturaleza y que en última instancia se dejarán llevar por el egoísmo o la avaricia, quién sabe. Y, la verdad, no creo que sea necesario darle a todas esas situaciones tantos porqués o apéndices para convertirlas en verosímiles. Con que simplemente funcionen en el microuniverso de la historia, en su desarrollo y en la relación y conexión con el resto de situaciones que también se desarrollan dentro de ese microuniverso, a mí ya me parecen más que reales (mientras las leo).

Matías Castro: El contraste siempre funciona como recurso.

Juan Ramón Biedma: Quiero pensar que no necesito nada, que todo es trastocable y que las muletillas narrativas sólo se deben a ocasionales falta de habilidad. La verosimilitud se extingue o se establece a través de numerosas vía; una forma de asegurarla sería emparejar personajes en diverso grado de maldad.

Xuan Xosé Sánchez: Pues non. La evidencia faise ella sola.

Antonio Garrido: Los humanos somos capaces de discernir merced a la comparación. Cuando decidimos adquirir un televisor podemos contemplar la imagen de un modelo y pensar que es magnífica, hasta que a su lado veamos otra de altísima resolución. Entonces, repentinamente nuestro juicio cambiará y evaluaremos la primera como mediocre al compararlo con la perfección de la segunda. Todo en nuestra vida funciona así. Para evaluar, necesitamos la comparación. Y sin embargo, para el escritor, ese recurso eficaz puede convertirse en un aliado detestable si no sabe controlarlo. Confrontar caracteres extremos entre diferentes personajes (bondad-maldad) solo conduce al estereotipo. Pero enfrentar dilemas internos (bondad-maldad) dentro de un mismo personaje conduce al descubrimiento y la reflexión. Yo prefiero lo segundo.

Alfonso Mateo-Sagasta: La bondad se le supone al lector.

Mercedes Rosende: No necesito personajes bondadosos.
Sí necesito que el mismo personaje tenga ribetes tanto de maldad como de humanidad. 
Me parece más inquietante.

Fernando Nuño: La bondad del ser humano es algo que únicamente busco en la vida real. En la literatura, los buenos me aburren.

Pere Cervantes: Es que no me creo a la maldad sin la bondad ni viceversa. Digamos que tiendo a los personajes duales, la cantidad de maldad y bondad que vierta en ellos ya es cuestión de lo que me exija la trama. La fórmula del cocktail no se desvela.

Guillermo Roz: Creo en que el hombre es bueno, un tonto bueno, una criatura diseñada con mimbres más relacionados con la inocencia que con la perversidad. Por eso mis personajes son malos por casualidad o asesinos empujados por la circunstancia. Escribo escenarios parecidos a comedias de enredos con tiros de fondo. No me tomo en serio ninguna tragedia criminal, me suena a mentira. Siempre tiendo a reírme en el entierro, a sumar a la confusión.

Cristina Higueras: La fórmula está inventada: protagonista/antagonista. Separar para luego unir o al revés. Pero lo que yo  necesito son contrastes para que la narración sea verosímil porque la vida es un mosaico infinito de personas y personajes con sus motivaciones y sus contradicciones. Y al fin y al cabo, una novela, o una obra teatral,  no es mas que la vida comprimida en unas cuantas paginas o en una hora y media de representación. Siempre es interesante mantener dos o muchos más puntos de vista para enriquecer la narración. Por eso yo, en “El extraño del ayer”, cuento la historia en primera persona desde la perspectiva  de cada uno de los tres personajes principales.

David Llorente: Ése es el primer error en el que incurre un escritor cuando aún está muy verde.

James Carol: In real life nobody is completely good or completely bad – we all exist somewhere in the grey area in-between. If your characters are too black and white then they will come across as two dimensional. Winter has his flaws; he doesn’t always get it right. And the bad guys in my books are never a hundred per cent evil. We all believe that we exist at the centre of the universe. If you can bring that idea to your characters then they will appear so much more real.

Irene X: Sí. A mí me gusta llamarlo el catalizador.

Francisco José Jurado: No, no me resulta necesario, aunque es obvio que sólo sea por contraposición "bueno/malo", pues la cosa queda más clara. Vaya por delante que Benegas es un buen tipo, amigo de sus amigos, un buen compañero de trabajo…, pero podría perfectamente ser un cabrón con pintas y mis novelas no serían muy diferentes.   
Debo decir que no creo que se necesite a un ser bondadoso para resaltar a un malvado porque, básicamente, cada vez estoy más convencido .—y siento mucho creerlo – que el ser humano es intrínsecamente malvado. Es más, estoy convencido de que la impostura es la bondad, que hay que trabajarla mucho cada día con buena educación y sonrisas forzadas, mientras que lo más natural en la especie humana es la tendencia al mal.

José María García: Creo que no. La maldad brilla siempre con entidad propia. No precisa del contraste.

Ignacio del Valle: El contraste en literatura lleva siendo eficaz desde que un señor colocó a dos individuos por la estepa castellana en busca de lances imposibles. Detective bueno y malo, amargado y simpático, la oposición, la diferencia, la disparidad crea el conflicto, motor inmóvil de toda ficción. 

Arturo Maciá: No. Aunque recurrir a la clásica contraposición del bien y del mal puede ayudar en algunos pasajes de una historia, el mal se puede enfatizar y transmitir a través de las acciones individuales del propio personaje y de su interacción con los demás personajes. 

Jose Luis Miragaya: Creo que los personajes deben ser como las personas, aceptarlos como son. El mejor amigo te puede delatar y cualquier desconocido te puede echar una mano.

Marcelo Luján: En el género negro, hoy por hoy, la verosimilitud se consigue sin demasiados sudores. Puedo necesitar un personaje bondadoso, sí, pero no es excluyente. Pocas situaciones oscuras –del mundo de los vivos- nos resultan increíbles: el mal se banaliza cada día más y el lector no está ajeno a ese movimiento. Había dicho Lacan que lo real es inmundo y que hay que soportarlo.

Elia Barceló: La parte de la bondad suelo ponerla en el lado del lector. No hace falta que dentro del texto haya un malo y un bueno (como esas señoritas antiguas no muy agraciadas que se compraban un monito para quedar mejor en la comparación cuando salían de paseo). Mis personajes pueden ser normales, con su cóctel de bondad y unas gotitas de maldad, como somos todos. Es el lector quien se compara a sí mismo con los personajes y piensa qué habría hecho él o ella en las mismas circunstancias.

Javier Hernández: El talento está actualmente bajo sospecha. El mérito y la capacidad en entredicho y condenados a galeras. Por higiene mental y literaria, e incluso para facilitar el discurso narrativo, es conveniente repudiar los maniqueísmos y adoptar los principios del ying y el yang.

Noemí G. Sabugal: No creo que sea necesario, porque esa maldad ya debería ser evidente para el lector. De lo contrario, tenemos otro problema. Pero es cierto que la antítesis suele reforzar esa situación, siempre que no se caiga en el maniqueísmo del bueno muy bueno y el malo muy malo. El ser humano siempre está en la zona gris.

Paco Gómez Escribano: No necesariamente. Cada novela es un mundo. Además, mis personajes no son totalmente malos, aunque algunos sí. No creo mucho en resolver las cosas a través de la bondad porque estamos rodeados de cabrones. Creo que esos arquetipos buenistas son producto de la gran pantalla, nada que ver con la realidad.

Selva Almada: Un poco está respuesta ya está comprendida en la número 3... en los personajes deben convivir el bien y el mal para que nos resulten atractivos.

Santi Blasco: No, me gusta que mis personajes sean a cada cual peor.

Loyds: Es uno de tantos recursos y puede ser válido. Yo particularmente no necesito crear una mise en scène para lograr verosimilitud, me preocupa más la manera de narrar, eso es lo que me lleva a creerme. Y si yo me creo, me resulta más fácil concebir la posibilidad de que el resto de la gente lo haga.

Jorge Yaco: Ni bondad ni maldad. Mis personajes son testigos extrañados de la maldad del mundo.

Luis García Jambrina: Todo tiene su reverso. No hay bien sin mal, ni mal sin bien. Quiero decir que el bien y el mal no se dan puros y separados, sino entremezclados en una misma persona, que se convierte así en el auténtico campo de batalla en la lucha entre el bien y el mal. Por otra parte, cuando te enfrentas al mal exterior corres el riesgo de contagiarte o contaminarte y convertirte en aquello mismo que combates.

Tatiana Goransky: No. No creo que la maldad se construya solo por oposición.  

Rodolfo Santullo: Es razonable, atado a la respuesta anterior sobre la monstruosidad, mantener el verosímil de la misma forma con la bondad. No serían creíble personajes sin un punto de bondad, uno se arriesgaría de lleno a la caricatura.

Félix G. Modroño: En absoluto. Nuestra mente es compleja. No creo en los investigadores que no sean capaces de entender la maldad; de otro modo, les costaría razonar en sus pesquisas. Quizás por eso, hay muy pocos personajes buenos en mis novelas. Soy bastante escéptico, en incluso receloso, ante las almas blancas.

Juana Salabert: Repito que depende de cada situación y cada circunstancia. Además, creo que hay que rehuir el esquematismo, un escritor no puede guiarse por el mero "blanco o negro" so pena de incurrir en el peor de los simplismos. 

David Barreiro: Que los buenos sean malos y los malos buenos, que un personaje sea bueno hoy y quizás malo mañana, que un personaje sea verosímil, real, como tú o como yo. Ser bueno siempre o malo siempre... eso no se lo cree nadie.

Alexis Ravelo: Solo conozco a una persona real y absolutamente mala. Es un político (a quien no voy a nombrar), e incluso él me inspira algo de piedad, algo de empatía, cuando pienso en de dónde proviene esa maldad (de sus complejos). Todos mis malos tienen algo bueno. Todos mis buenos tienen algo malo. Como en la vida. Porque la novela es imitación de la vida, una imagen especular de la realidad.

Santiago ÁlvarezCreo que es prácticamente al revés: estamos en una sociedad tan desencantada, frustrada, cínica y airada que difícilmente toleramos la bondad en la ficción sin hacer burla en ella. Es por ello que yo, por ejemplo, debo acompañar la bondad de humor, puesto que de otra forma el lector lo rechazaría. Aceptamos mucho mejor al malvado, al egoísta, al que se aprovecha y aplasta a otros que al héroe de antaño, que ya no nos parece creíble. Quizás una de las misiones de los autores sea precisamente esa: que el heroísmo y el sacrificio vuelva a ser una parte de la balanza. Que podamos volver a creer en la bondad que, en algún lado, quizás a veces arrinconada, habita en el interior de los seres humanos.

Jordi LlobregatLa maldad es mucho más verosímil cuando se produce en la misma persona que ha demostrado también poseer una bondad infinita ;)

Juan Carlos MárquezNo tanto un personaje bondadoso, pero sí al menos un optimista.




Esto es Semana Negra, y sigue!