(Texto y fotos: Laura Muñoz)
La historia se repite, primero como tragedia, después como farsa
Karl Marx
Ya. Pausa. Controlada y caduca. Los días de un año que empiezo a tachar. Esperando(os).
Última pregunta de una batería de siete. Como los días de la semana. Los locos de Arlt. Pecados capitales. Los sentidos. El país de Alicia y sus maravillas. A tantos que admiro y sigo y leo: gracias por compartir locura(s). Por estar. Ser. Última pregunta de la batería de siete.
Esto es Semana Negra, y sigue!
7.-La farsa
P.-¿Creas las tramas y personajes a través de algo ya leido/visto/vivido o te cruzas con momentos flash que aprovechas para hacerlo? ¿Qué fermenta antes: personaje o situación?
7.-The Farce.
Q:Do you create plots and characters from something you read/saw/lived or do you create momentary flashes that just come to you? What happens first: the character or the situation?
Graziella Moreno: En mi caso es evidente que sí. La novela que he publicado, " Juegos de maldad" se basa precisamente en eso, en situaciones vividas, transformadas, claro está y evidentemente noveladas, pero reales. La tan manida frase de que la realidad supera la ficción, es totalmente auténtica. En otras novelas, siempre hay un trasfondo real, aunque pueda utilizar algún elemento que no lo sea. Me baso en sentimientos, en situaciones, en personas, en gestos que he conocido. En ocasiones, construyo la trama en relación a un personaje, pero como norma general, primero pienso en la historia y después, los protagonistas y secundarios, van saliendo solos.
José Luis Muñoz: Todo es una mezcla, y de ese magma de lo leído/visto/vivido sale la historia. Lo primero es el protagonista. Y el punto de vista. Y cómo se va a explicar esa historia que no sé hasta que me pongo a ello, y, a veces, ni cuando me pongo. “La Frontera Sur” la escribí en primera persona. Me equivoqué y la volví a redactar en tercera. Así funcionó. El punto de vista es fundamental. La historia sale. Y el escritor, que es un narcisista, siempre está; en “Patpong Road”, mi novela testamento que escribí como exorcismo ante la muerte, al noventa por ciento. Muchas veces la historia no tiene mucha importancia para mí, o no me preocupo por ella porque la encuentro en el proceso de escritura. El estilo surge de forma natural: si va a ser frase corta; si va a haber adjetivos; si voy a jugar con las encadenadas. Toda novela tiene su música. Pero lo fundamental, repito, los personajes y dibujarlos no sólo físicamente, que está bien hacerlo, porque ello da mucho lucimiento, sino a través de sus palabras, la forma de andar, de respirar, de beber, de comer, de follar…Ahí, en ese punto, el escritor es Dios, crea vida, pero no es dueño de ella, porque cuando los personajes viven a su aire, sin seguir tus directrices, la novela funciona, tiene alma, es un ente independiente. Y entonces te sientes como el cantante de rock que sale al escenario y recibe la ovación del público. Dios. Somos dioses.
Carmen Moreno: Creo que todos nos alimentamos de lo que nos rodea. En mi novela hay personajes que se inspiran en personas de carne y hueso, otras que imagino que existen, pero yo no conozco.
Creo la trama a la vez que el personaje. Siempre me llegan unidos. Creo que es porque tengo tendencia a fabular en todo momento, así que tiendo a crear un todo desde el principio.
María Inés Krimer: Primero fue el personaje. Mi detective, Ruth Epelbaum tiene los caracteres que sugiere Chandler en “El simple arte de matar”: una archivista judía de provincia que por una circunstancia fortuita se traslada a Buenos Aires. Una vez allí, no pude evitar meterse en cuanto problema se le cruza en el camino: prostitución, clínicas estéticas, talleres clandestinos. Mi desafío fue pensar una investigadora original, ni viejita chismosa ni yegua sexy. En Argentina el género policial está corrido respecto de los modelos importados del centro, se escribe en los bordes, hay mucho mestizaje. Mi traductor alemán dice que Ruth es una mezcla de Almodóvar con Philip Marlowe.
Empar Fernández: Cada novela tiene su propio origen y en cada caso es diferente al de las demás. Creo que siempre utilizamos lo vivido, lo leído o lo escuchado. A veces lo que escriben otros te proporciona una pista, una idea que desarrollarás y rematarás a tu manera, según tu estilo y tus preferencias. En ocasiones tienes una iluminación breve e inconsistente que adquiere forma y sustancia al intentar obstinadamente desentrañarla. Generalmente lo primero que imagino es la situación, el conflicto, y en torno a él construyo los personajes, el escenario... Pero, insisto, no hay dos novelas cuyo germen sea parecido. Una de mis novelas, Mentiras Capitales, se originó a partir de una palabra: ardentía. Otra, El loco de las muñecas, a partir de dos líneas aparecidas en un diario que hablaban del incendio de una barraca. Un mal día para morir, escrita junto a Pablo Bonell Goytisolo, a partir de una coincidencia fatal: dos personajes famosos que murieron en un mismo día, Michael Jackson y Farrah Fawcett.
Manuel Barea: Por lo general todos los personajes y situaciones salen de la nada, aunque creo que el concepto no, eso quizá sea imposible. El concepto de los personajes suele estar inspirado en cosas que veo o que oigo o que leo y que luego imagino cómo podrían evolucionar hasta llegar a la historia, que siempre es una simple idea general o cuatro frases en una libreta. Por eso creo que los personajes van antes; la historia pueden ser un par de coordenadas, lo importante es transportar a los personajes a ellas y ver qué puñetas pueden hacer allí para que salga algo mínimamente bueno o al menos interesante.
Matías Castro: La situación es lo primero, siempre. Una escena, una secuencia, una serie de hechos. Incluso una imagen. Lo visto, vivido y leído siempre forman el caldo de cultivo de donde surge lo que uno crea, desde una ficción, hasta una narración histórica e incluso un proyecto cultural.
Juan Ramón Biedma: A veces personajes, a veces situación y otras muchas sólo escenarios. A veces mis secuencias proceden de una experiencia real y a veces imaginada. A veces soy capaz de diferenciar algunos de estos elementos de los otros y a veces no.
Xuan Xosé Sánchez: Non, son les anécdotes, los recuerdos fotográficos los qu’agabiten pa construir, de mano, la historia; dempués, el personaxe. Finalmente personaxes y hestoria van entrando n’interrelación dialéctica.
Antonio Garrido: Para mí, escribir no se reduce a contar algo. Es preciso tener algo que contar. Por eso busco historias en los rincones más insólitos y desconocidos del alma humana. Historias de personas anónimas con vivencias extraordinarias que sean capaces de conmover y sorprender al mismo tiempo. Los personajes y sus vicisitudes son los protagonistas sobre los que construir la trama, o de otro modo, ésta resultará tan inútil como una jaula vacía. Y sin embargo, una vez elegidos tus personajes, esa trama que se teje en torno a ellos cobrará vigor siempre y cuando exalte lo mejor y lo peor de cada uno, siempre que arranque, a través de sus vivencias, situaciones extremas. A partir de ahí debes amalgamar cada conflicto y cada episodio en un vaivén de sorpresas que jueguen con el lector, que lo hagan elevarse y caer como en una montaña rusa para robarle el aliento. Y para que cuando por fin se baje de esa atracción de feria, muestre una sonrisa de satisfacción y pida volver a empezar.
Alfonso Mateo-Sagasta: Lleno mis libros de experiencias y momentos vividos, anécdotas y personajes conocidos, aunque la trama transcurra hace quinientos años.
Mercedes Rosende: Escribo lo que leí, supongo, escribo las películas que vi. Mi escritura es todo eso mezclado con el barro de la experiencia personal. No tengo otra cosa.
Aparece la situación primero, el personaje lleva trabajo, tiempo, esfuerzo, y lo veo mucho después.
Fernando Nuño: Tergiversar es mi verbo favorito. Voltear situaciones vividas, propias o ajenas, hasta dejarlas irreconocibles. Pero siempre en función de las necesidades del personaje: el personaje siempre tiene la última palabra.
Pere Cervantes: Me gusta deformar un hecho real o vivido. Sí es cierto que a lo mejor la noticia o la experiencia se queda agazapada en mi memoria o en el caprichoso subconsciente y cuando vuelve a mí, además de haber sufrido una distorsión de la idea original, entonces le imprimo mi sello fijando la cámara del observador en el lugar menos habitual. A la pregunta de qué es antes si el personaje o la historia, diría que muy a la par lo suelo combinar.
Guillermo Roz: Creo en que el hombre es bueno, un tonto bueno, una criatura diseñada con mimbres más relacionados con la inocencia que con la perversidad. Por eso mis personajes son malos por casualidad o asesinos empujados por la circunstancia. Escribo escenarios parecidos a comedias de enredos con tiros de fondo. No me tomo en serio ninguna tragedia criminal, me suena a mentira. Siempre tiendo a reírme en el entierro, a sumar a la confusión.
Cristina Higueras: En términos de Literatura comparada, el relator/narrador es una suma de todo lo leído. En términos creativos, claro que existen esos flashes geniales pero, te tienen que pillar trabajando o pensando en cómo resolver la obra. Y en mi caso, unas veces imagino la historia y recreo los personajes en torno a ella. Pero otras, algún personaje adquiere tanto valor, tiene tantas cosas que decir que exige más terreno para sí mismo, y por ello puedo modificar algo el transcurso de los hechos o cambiar en cierta medida el escenario. La Literatura es algo vivo, no se puede predecir. Pero lo que sí hay que hacer para no perderse, es establecer una estructura narrativa y ceñirse a ella en lo importante, especialmente cuando hablamos de novela negra, en donde todas las piezas tienen que encajar a la perfección. Ninguna arquitectura puede prescindir de ciertas reglas primordiales. Lo que si puedo decir es que mi inspiración suele partir de imágenes que luego traslado a las palabras. Quizás por ello “El extraño del ayer” sea una obra tan visual.
David Llorente: Un escritor no vive en una burbuja de cristal. La vida es la materia prima de la literatura.
Un personaje sin situación es un muñeco flotando en el espacio exterior. Una situación sin personaje no sé qué es.
James Carol: Most of my writing comes straight from my imagination. However, the inspiration can hit anywhere, any time. I might be having a conversation with someone and they’ll say something that gets me thinking, and that will end up in the book. Walking in the countryside is particularly useful for working out tricky plot problems. As for the second question, the situation usually comes first, and the characters develop out of that. It’s always interesting to see how they react to challenges. They often end up taking on a life of their own and doing things that surprise me.
Irene X: En mi caso situación. Suelo recrear lo vivido hasta retorcerlo. Exprimir el dolor o la alegría. Incluso la farsa se puede magnificar, pero en mi caso es una farsa ya vivida. Supongo que dejaría de serla.
Francisco José Jurado: Siempre he dicho que eso que llamamos de forma optimista "nuestra propia voz narrativa" se va formando poco a poco con varios elementos: a)lo que has vivido; b) lo que has leído o visto, a lo cual añades; c) un poco de eso que llamamos talento y, d) una pizca de tu propia mala leche, dígase ironía, sarcasmo, rabia, tristeza interior… Añade lo que quieras.
Te diré también que para escribir mis novelas, además de ir fermentando durante un cierto tiempo todo ese cocktail, mis tramas y mis personajes son muy meditados, debo tenerlo todo muy calculado, muy clarito antes de ponerme a escribir la primera línea del primer capítulo (ya quedó reseñado que soy un tipo muy metódico y maniático), aunque es verdad que al escribir una serie, una saga – en la que los protagonistas son los mismos en todas las novelas- pues parto con una cierta ventaja, ya que esos personajes están previamente creados, ya poseen voz y carne propia.
Así que, contestando a la pregunta: no soy muy amigo de los flashes iluminatorios, y en mi caso, fermentó antes el personaje que los nudos argumentales de cada novela.
José María García: Ambas cosas me ocurren. E igual con los personajes y las situaciones. En unas obras se configuran antes unos y en otras obras, otras. De todos modos crear personajes es una ilusión. Las situaciones son obviamente previas.
Ignacio del Valle: Todo avanza al mismo tiempo, los caracteres de los personajes, las situaciones, los diálogos… porque todo se basa en mezclar diferentes fuentes de información, cuanto más dispares, mejor. La transversalidad y humor es un combustible potente que pone a funcionar cualquier artefacto literario.
Arturo Maciá: Creo con todo lo que tengo a mi alcance. En todos mis textos hay una combinación de influencias vitales (propias o ajenas), lectoras y de momentos inspiradores. Depende. Normalmente, a priori pienso en la historia a grandes rasgos y luego creo los borradores de algunos de los personajes (los principales). Pero, llega un punto en el que la historia y los personajes cobran vida hasta tal punto, que se van perfilando, puliendo y detallando a lo largo del texto. Sin embargo, aunque no hay nada definitivo hasta que se llega al punto y final de la obra, el personaje suele fermentar antes que la situación.
Jose Luis Miragaya: Como ya he comentado anteriormente, suelo inspirarme en situaciones reales protagonizadas por personas reales. Desde ese punto de partida , y siempre intentando enseñar el lado absurdo o cómico, van sucediéndole una serie de situaciones a los personajes, siempre con la incertidumbre de a dónde quieren ir, hasta dónde están dispuestos a llegar.
Marcelo Luján: Suelo empezar el trabajo con un esqueleto o esquema, más o menos general, de lo que quiero que ocurra. Nunca tomo notas previas a este comienzo y dejo que las imágenes –las más potentes, las esclarecedoras- sean el motor de los primeros trazos. Siempre sé lo que quiero que ocurra porque la historia, el núcleo inamovible, está ya decidido en mi cabeza. Escenario y personajes suelen ir de la mano porque se retroalimentan a medida que avanza la narración.
Elia Barceló: Todo lo que le llega a una tanto del mundo exterior como del interior sirve para crear esa especie de humus fértil donde fermentan las ideas que luego se convierten en novelas y cuentos, pero sí que hay ocasiones, momentos fulgurantes en los que una frase oída al pasar, o el tipo de luz sobre un paisaje o la expresión de un rostro entrevisto en una calle se cruzan y combinan entre sí o con un recuerdo muy antiguo y de repente, de esa conexión surge una chispa que incendia algo por dentro y luego acaba coagulada en el núcleo de una historia que hay que ir desenrollando, estirando como una masa de pan o como un vellón de lana para ver para cuánto da y hacia dónde se dirige.
Unas veces lo que viene primero es la voz de alguien que habla de cosas que no comprendes y poco a poco empieza a disiparse la niebla hasta que sabes quién es y cuál es su historia, su problema. Otras veces se te ocurre una situación de conflicto y ves en tu interior el posible desarrollo de los acontecimientos. Entonces te preguntas a quién le sucede eso que ya ves dentro de ti.
Javier Hernández: El personaje es quien genera la acción en mi literatura. En la realidad se invierten los hechos y son los hechos los que nos ponen en movimiento. Nunca nos han preocupado las palabras, sino los hechos. En política, por ejemplo, las palabras son fáciles: libertad, autoridad, fraternidad, derecho, progreso, justicia, y así, sucesivamente se pueden combinar muchas maneras de discursos elocuentes, pero pasar el discurso a los hechos…
Noemí G. Sabugal: La literatura es como el hambre: cualquier cosa vale para echar al puchero. Yo creo que el escritor lo aprovecha todo, la experiencia propia y la ajena, la real y la leída. Ahí radica el ansia de totalidad de la literatura: los personajes no pueden ser siempre el mismo personaje, las tramas no pueden repetirse ad nauseam, la curiosidad no puede agotarse nunca. Cuanto más leas/veas/vivas, más rico podría estar el cocido.
Respecto a la pregunta de qué aparece antes, si el personaje o la situación, no hay elección posible. En mi caso, a veces el personaje está de forma muy precisa dentro de mi cabeza y es el que determina qué ocurre. Otras, hay una escena muy vívida que requiere a un determinado personaje para ser posible y éste llega después.
Paco Gómez Escribano: Creo en los escritores que salen de casa y cotillean el mundo que les rodea y que tienen las suficientes experiencias vitales como para sentarse frente a un teclado y tener algo que decir. No creo en la "imaginación total". Si vas a escribir de un restaurante lo harás mejor si vas a uno. Y si ya vas a varios, para poder comparar, seguro que te saldrá mejor. Pienso que el escritor tiene que tener referencias y la suficiente experiencia para poder contar lo que quiere contar, de otra forma, lo que escriba no será bueno. En cuanto a la fermentación, a veces es una cosa o la otra, no tiene por qué haber una jerarquía.
Selva Almada: No funciona igual en todas las novelas o relatos. Ladrilleros, por ejemplo, se dispara a partir de una anécdota que me contaron... de una situación. En cambio la novela anterior parte de un personaje. Lo que siempre funciona igual en todo lo que escribo es que cuando empiezo nunca sé hacia donde voy!
Santi Blasco: Suelo escribir a base de momentos flash. Lo que me viene lo escribo. Eso de pensar no es lo mío y cuando lo intento acabo diciendo tonterías o metiendo la pata hasta el fondo.
En mi caso suelo buscar una situación extraña, a partir de ahí los personajes los creo sobre la marcha y actúan en consecuencia.
Loyds: La respuesta es sí a todo. Creo a través de lo vivido por mí o por otros, de lo visto y de lo leído, todo el tiempo. Existen momentos flash permanentemente, aunque la mayoría se diluyan en el proceso de escritura. Mentalizo personajes y situaciones por igual y a granel, que si bien rara vez terminan obteniendo un protagónico, muchas veces acaban contribuyendo o coloreando otra historia.
Jorge Yaco: Sin duda lo vivido determina carverianamente. Son textos políticos donde la situación arrastra al personaje.
Luis García Jambrina: La mayor parte de mis protagonistas están inspirados en personajes históricos o reales sobre los que he leído mucho y pensado mucho; de modo que cabe decir que, en mis novelas, el personaje fermenta antes. El personaje propicia la situación y luego la situación lo cambia a él, y así sucesivamente, hasta llegar al momento en el que la situación se resuelve y el personaje se transforma como resultado de todo ello. Parafraseando la sugerente cita de Marx que ilustra esta pregunta, se podría decir que, en mis novelas, trato de contar la tragedia en clave de farsa.
Tatiana Goransky: Eso sí, entre personaje y situación, casi siempre aparece primero el personaje (acompañado por su propio clima).
Otras, exploto el germen de una idea teórica que se va desarrollando hasta que deviene personaje, estructura y todo lo demás. Puede ser una teoría robada de la Ciencia, por ejemplo, en eso estoy ahora. Aunque no es la primera vez que lo hago, ya había trabajado así en “Don del agua”, cuando incorporé la tema de la respiración autónoma subacuática. Sin embargo, hasta la fecha, no se ha constatado si el ser humano puede o no respirar (sin artilugios) dentro del agua salada. Me consuela saber que estamos en plena Semana Negra y tenemos tan cerca el mar…
Rodolfo Santullo: Si, utilizo mucho material previo, sean experiencias propias vividas o de terceros, libros, películas, etc. Eso no descarta sino que se suma a posibles momentos "flash". Y en cuanto a qué fermenta antes creo que depende mucho del texto en cuestión: a veces son los personajes y a veces las situaciones.
Félix G. Modroño: Los procesos han sido distintos en todas mis novelas. Las protagonizadas por el doctor Zúñiga nacen alrededor de este inquisidor arrepentido, personaje lleno de claroscuros. "La ciudad de los ojos grises" tiene como germen el propio escenario de la novela y en "Secretos del Arenal" sí que me inspiran situaciones de esas que leemos en los periódicos. A pesar de que pueda parecer lo contrario, estas son las más difíciles de narrar ya que hemos de tratar de hacer creíbles hechos que nos sorprenden cada día. De ahí que una de las misiones del novelista sea la de hacer verosímil la realidad.
Juana Salabert: A veces la situación, como en "La regla del oro" (la novela se me ocurrió en un cruce callejero, cuando alguien me tendió una hojita publicitaria de "Compro Oro"), y en otras ocasiones el o los personajes, cada novela ha sido ujn caso diferente. Las historias por contar pueden nacer de cualquier cosa, existente o no. Esa es la gracia y su misterio.
David Barreiro: Que los buenos sean malos y los malos buenos, que un personaje sea bueno hoy y quizás malo mañana, que un personaje sea verosímil, real, como tú o como yo. Ser bueno siempre o malo siempre... eso no se lo cree nadie.
Alexis Ravelo: Generalmente, tengo un flash que luego acomodo a la experiencia (leída, vista o vivida). Combino ambas cosas y las mezclo con algunas más, porque una buena novela no surge de una buena idea, sino de la combinación de varias malas ideas. Y creo primero el argumento, en el que luego voy introduciendo los personajes necesarios para que funcione. Cuando pienso en si debo meter a un personaje o no en la novela, siempre pienso en el padre de Caperucita Roja, que no aparece en el cuento porque carece de función en la trama.
Santiago Álvarez: Creo que en todo lo que escribimos hay parte de quienes somos. Desde el momento que elijo un adjetivo en lugar de otro estoy transmitiendo lo que soy y lo que he vivido a cada elemento de la ficción. Pienso que la ficción imita a la vida, pero luego la vida imita a la ficción, cerrando un círculo donde no se ve el principio. Por eso apunto cosas con las que me cruzo cada día, y compongo personajes, situaciones, etc, que en parte son fragmentos de lo que yo he observado y que luego se completan cuando se insertan en la historia. Es un trabajo fascinante.
Jordi Llobregat: Todo sirve para crear personajes y tramas, aunque personalmente me encantan esos momentos flash que parecen frescos y por tanto novedosos. Al final, todo acaba mezclándose para dar con el mejor resultado :)
En respuesta de la última pregunta: me interesan más las situaciones que los personajes... Estos surgen por sí solos a través de la historia.
Juan Carlos Márquez: Yo soy como un niño que juega a los legos. Primer construyo el escenario en mi cabeza. Y cuando termino empiezo a mover a los muñequitos y los pongo a relacionarse. Los escenarios condicionan el comportamiento de mis personajes.