(Texto y fotografías: Laura Muñoz Hermida)
DESMONTANDO LA IRA
Somos más sinceros cuando estamos iracundos que cuando estamos tranquilos
(Cicerón)
Vicio SN.
Pecado.
Perdición.
Solo será capital si es capaz de dar origen a otros. Su magnitud no importa...
¿Eres tú, Ira?
Joe Haldeman
Los escritores de ciencia ficción no enfrentamos la vida real
Cuarta jornada de Semana Negra y empezamos con fuerza, mucha. Uno de los autores que ofrece rueda de prensa es uno de los grandes clásicos de ciencia ficción del siglo XX: Joe Haldeman. Este físico de carrera ha utilizado su experiencia como combatiente en la Guerra de Vietnam como parte fundamental de su obra. Es creador de novelas y cuentos, por los que ha obtenido numerosos e importantes premios, como el World Fantasy, algunos Hugo y varios Nebulosa. Con "La guerra interminable" (1975) hizo un gran acopio de seguidores y premios.
La novedad, este año, es "La libertad interminable" que edita Edhasa. Treinta y cinco años y, al fin, disponible la continuación de su gran triunfo literario. Haldeman recupera a un veterano de "La guerra interminable" en esta segunda parte. Su protagonista realiza un giro de huída como una declaración de inconformidad con el modo de vida que los ciudadanos de la Tierra han impuesto a los independientes humanos. Viaja junto a otros tripulantes, y tras robar una nave espacial, a las estrellas con la idea de tener una vida mejor. Error. Algo sale mal y deben regresar al lugar de donde desertaron. Mala suerte y llegan a destino en animación suspendida veinticinco años más tarde: un planeta envejecido y la incertidumbre del cambio.
Ya tienen las pinceladas pero es de ley explicar el modo y método de trabajo de Joe para comprender algo más cómo este americano de sesenta y dos años hace evolucionar sus creaciones: paseos en bicicleta en busca de un café donde trabajar, ningún horario estricto por "culpa" del ordenador donde a menudo bucea. Y un cuaderno. mejor: EL cuaderno.
Esta libreta, o una muy parecida, pude conocer hace tres años en este mismo marco. Tapas duras y marrones. Tripas de folio blanco y las anotaciones de un Haldeman más creativo que nunca.
En esta ocasión, la estética es diferente aunque el contenido bastante parecido: notas y un busto femenino trazado a mano alzada. Sus rasgos. La personalidad de esa mujer de treinta y pocos que será su próxima creación. Un método realmente interesante sino para seguir o imitar, seguro que para admirar.
Leonardo Padura
Mi obra futura cada vez será menos negra y más social
Padura, otro de los grandes. Un periodista de origen cubano que acudió como tal a Semana Negra durante sus primeras ediciones hoy se sienta ante la prensa para hablar de su prolija carrera como autor y de su última novela: "El hombre que amaba a los perros". Años de investigación y 600 páginas. Y la brecha abierta respecto a la muerte de León Trotski que, sesenta y tres años después, sigue dividiendo a la izquierda marxista. Padura suelta la perla Stalin como responsable de la orden de muerte a un antiguo camarada, mostrándolo como un traidor del socialismo.
La política presente, claro. La sociedad y sus problemas, los que le imponen. Los que traga. Y Leonardo declara sentir el mismo dolor por la situación socio-política y económica de Cuba que por la de España. Se siente absolutamente cubano aunque tiene nacionalidad española "por cuestiones de trabajo" y sus raíces, dice, necesitan alimentarse del suelo donde se crió: el barrio habanero de Mantilla, lugar donde escribe sus novelas en exclusiva. Por ello, reivindica el sentimiento de pertenencia como algo fundamental en su faceta de escritor.
Concluida la rueda de prensa, se pudo ver a Padura acompañado por PITII, recién aterrizado y tras 30 horas sin fumar, en la Carpa del Encuentro.
A Padura y a muchos más.
"La última noche de Víctor Ros" de Jerónimo TristanteJerónimo Tristante |
Jerónimo Tristante y Cristina Macía leen fragmentos de "La última noche de Víctor Ros" |
Rodolfo Santullo y "El último adiós" presentado por Norman Fernández |
"Madrid 1605" de Eloy M. Cebrián |
Félix de la Concha entrevista y pinta a Guillermo Saccomanno |
Adela Mac Swiney (periodista Notimex) |
Ernesto Mallo |
Marcelo Luján y Ernesto Mallo |
¡Desmontemos a l@s coléric@s!
Colega de profesión por el que sientas amor-odio.
Fernando Marías: Fernando Marías, El Joven.
Marcelo Luján: Jorge Luis Borges (sin el binomio amor-odio: sólo odio)
Juan Carlos Chirinos: Los libros que me producen mayor rechazo ahora mismo son los de Vila-Matas. No me producen ira, aunque siembran cierto disgusto en mi ánimo lector. Pero mi amor-odio por excelencia es Amélie Nothomb: la amodio con locura.
Alfonso Mateo Sagasta: Víctor Andresco.
Horacio Convertini: Por Eduardo Sacheri. Buen tipo, escribe bien, pelado como yo, merodeamos el fútbol como tema... ¡Pero ganó un Oscar y yo no! La próxima te juro que...
Ernesto Mallo: Arturo Pérez Reverte, gran escritor y gran cabrón.
Rodolfo Santullo: Sin dudas: el argentino Luciano Saracino. Es un gran amigo y una excelente persona. Pero produce como si fuera una máquina!!!! Y escribe muy, pero muy bien. Publica de a docena de libros al año (no sé si este no calificaba mejor para Envidia, ja).
Lorenzo Silva: James Joyce.
Juan Miguel Aguilera: Rafael Marín, lo admiro como autor, pero a la vez lo odio por la asombrosa facilidad que tiene para escribir bien. Y también odio que ronque en la habitación del Don Manuel que compartimos cada año.
Alberto González Ortiz: Un buen ejemplo de esta dicotomía lo tendría con Pérez Reverte: cómo no amar a alguien que ha llegado tan lejos en este mundo; aunque lo que opino de él en la intimidad es algo parecido al odio que comentas: me cuesta soportar a la gente que tiene opiniones para todo y que tiene tan claras las cosas. Yo soy un mar de dudas...
Víctor del Árbol: No conozco tantos escritores (personalmente) como para tener una relación de amor/odio con alguno. Digamos que hay escritores cuyas obras he leído y admirado y que en la cercanía no se corresponden a la idea que me había formado de ellos. Prefiero a la gente con flaquezas que a los doctores de la Iglesia. Hay muchos personajes y no tantas personas detrás.
Carolina Solé: Acabo de llegar y apenas conozco a nadie. Pero dame tiempo... ;)
Edwin Umaña Peña: Mario Vargas Llosa.
Félix Ángel Moreno: La dejo para los consagrados. Soy un recién llegado al mundillo literario y aún no he tenido tiempo de hacer amigos ni (menos aún) enemigos. Ojalá fuera yo un Góngora (por eso de que era paisano mío) y tener a mi Quevedo particular.
Luis Artigue: Javier Marías –ahora que no me oye- que tanto en sus declaraciones públicas como en su obra me irrita y me seduce a partes iguales.
José Javier Abasolo: En general, pese a lo que decía Raymond Chandler, sobre que conocer en persona al autor de tus libros favoritos es llevarte una decepción, con los colegas que he coincidido me llevo por lo general bien. En todo caso, a lo más que llego es a la "indiferencia", odiar a aun autor porque sea más listo, más guapo o mejor escritor que tú (aunque parezca imposible, sé que los hay ) me parece una pérdida de tiempo.
Sergio Mira Jordán: Adoro la forma de escribir que tiene Chuck Palahniuk. Me enfada que lo haga tan bien. Lo que me ayuda a esforzarme para conseguir un estilo tan claro, tan perfecto.
Emilio Bueso: A Carlos Sisi hay que matarlo pronto. Todo lo hace bien y todo lo hace mal. Es un caso único.
Laura Estévez: Si por profesión hablamos del periodismo, no hay nadie que me genere ese doble sentimiento. En la escritura, hablaré de mi favorita, Almudena Grandes. La amo porque sus historias me llenan. No todos me han gustado, pero los que me han gustado están en mi lista de gloria. La odio en un sentido admirativo, porque creo que construye historias y personajes redondos. Y también la odio cuando llego al final y siento que necesito un poco más de sus vidas.
Eloy M. Cebrián: Son tantos los escritores a los que venero y detesto a la vez... Pero creo que es humano sentir eso de "maldito cabrón, yo nunca podré escribir así". Hablando de literatura de género, me pasa mucho con José Carlos Somoza (maldito cabrón...). El último ha sido Javier Negrete, de quien he leído "Alejandro Magno y las águilas de Roma". Yo también he escrito "ficción alejandrina", de modo que el encono que sentí al leer una novela tan imaginativa y bien documentada es comprensible ("maldito cabrón...").
Rafael Marín: Amo/odio a un montón de escritores, porque son buenos escritores y porque tienen la fortuna literaria que yo no tengo. Desde Stephen King a Perez Reverte.
Carlos Quílez: James Elroy, por lo buen escritor que es y lo loco q es. Y lo loco que está.
Ignacio del Valle: curiosamente, con los años he aprendido a no perder mi tiempo odiando. Es un regalo que no pienso hacer a mis enemigos.
Dolores Redondo Meira: Aunque he escrito desde siempre y mi primera novela se publicó en 2009 ,hasta ahora pocos me conocían, soy a los efectos una recién llegada y en los últimos meses no he tenido tiempo ni de empezar a tener manía a nadie,:-)Pregúntame el año que viene.
Jon Arretxe: Amor, sin pasarse, por Javier Abasolo. Odio... hay unos cuantos que me caen mal, pero tanto como odiarlos, pues no.
Javier Negrete: Más que sentir ira contra ningún colega escritor, lo que me repatea es este fenómeno del famoseo mezclado —es un decir— con la literatura. Deberían montar una Feria del (No)Libro aparte para esa gente.
Susana Hernández: No se me ocurre, de verdad... Jajaja.
Andreu Martín: Juan Madrid.
Pedro Tejada Tello: Jamás odio a mis contemporáneos. Provoca muchos dolores de cabeza y ardor de estómago. Prefiero la indiferencia, pero también la admiración. Y si hay que decir uno admirado... Alejandro M. Gallo.
Sabine Hofman: Me temo que soy demasiado flemática para sentir amor-odio.
Rosa Ribas: Hay dos autores que admiro muchísimo, Thomas Bernhard y Elias Canetti. Poder leerlos en alemán fue uno de las razones para aprender el idioma y aprender el idioma fue uno de los motivos principales para marcharme a Alemania. Así que les debo mucho, y leerlos en alemán aún me ha hecho apreciarlos más como autores. Pero conocer el idioma también me ha permitido escucharlos en entrevistas. Ambos eran absolutamente insoportables.
Rosa Ribas: Hay dos autores que admiro muchísimo, Thomas Bernhard y Elias Canetti. Poder leerlos en alemán fue uno de las razones para aprender el idioma y aprender el idioma fue uno de los motivos principales para marcharme a Alemania. Así que les debo mucho, y leerlos en alemán aún me ha hecho apreciarlos más como autores. Pero conocer el idioma también me ha permitido escucharlos en entrevistas. Ambos eran absolutamente insoportables.
Noemí Sabugal: Creo que Camilo José Cela fue uno de los escritores más originales del siglo pasado, pero su persona/personaje deja mucho que desear.
Alexis Ravelo: No le considero colega de profesión, porque él es un "intelectual", pero Mario Vargas Llosa me cabrea y me hace gozar en proporciones similares, según lea sus ensayos o sus novelas, respectivamente.
Ana Merino: Yo siempre siento amor por la literatura, por mis colegas respeto, y el odio prefiero sentirlo por las guerras y la injusticia.
Susana Vallejo: ¿Ira? Odio, así en general, a todos los que se creen superiores a los demás, a los escritores que miran a sus colegas por encima del hombro.
Gonzalo Garrido: No suelo dejarme llevar por la pasión, pero debo reconocer que últimamente Vargas Llosa me está provocando con sus novelas y con sus posiciones políticas.
Miguel Barrero: Suelo tener ese sentimiento cada vez que leo un libro que me gusta mucho. Al instante, siento un amor irrefrenable por el responsable de que yo haya pasado un buen rato, pero también una envidia realmente insana y odiosa por no haber sido capaz yo mismo de escribir algo así. Clásicos aparte, suele pasarme siempre que leo algún libro de Javier Marías o de Antonio Muñoz Molina, y entre los casos más recientes podría citar a Javier Cercas (Soldados de Salamina), Ricardo Menéndez Salmón (Medusa), Milo J. Krmpotic' (Las tres balas de Boris Bardin) o Isaac Rosa (El vano ayer).